Antes de reformar tu casa, recuerda que no todo debe cambiar

Reformar no es empezar de cero. Es tomar decisiones que mejoren lo que ya existe sin perder su esencia. En Ginesta Your Personal Space, cada reforma parte de esta idea: no se trata de borrar, sino de reinterpretar. Porque lo valioso no siempre es lo nuevo, sino lo que se adapta con inteligencia a la vida que evoluciona.

1. Identifica qué funciona y por qué

Hay elementos del espacio actual que ya cumplen su función: una proporción agradable, una luz bien orientada, un revestimiento que envejece con dignidad. Reconocer lo que merece mantenerse es el primer acto de diseño.

2. Elimina lo innecesario, no lo significativo

No todo lo que es antiguo está mal. No todo lo que es nuevo es mejor. El buen criterio consiste en saber qué aporta valor y qué simplemente ocupa lugar. Reformar bien es elegir lo justo, no lo máximo.

3. Conserva la lógica del espacio

Los cambios que realmente mejoran un hogar no rompen su lógica: la afinan. Una circulación más fluida, un acceso más limpio, una zona de almacenaje mejor integrada. El objetivo es que el espacio funcione mejor sin dejar de parecer “tuyo”.

4. Reformar es actualizar sin traicionar

Modernizar no significa perder carácter. Significa adaptar los materiales, los usos y el estilo a las nuevas necesidades, respetando lo que el espacio ya decía sobre ti. Y eso solo se logra diseñando con atención, no con prisa.

Reformar tu casa no es cambiar lo que fue, sino darle forma a lo que puede seguir siendo. Con más equilibrio, más confort y más sentido.